El régimen de los Castro se halla inmerso en una intensa ofensiva propagandística y diplomática con vistas a presentar en octubre su habitual proyecto de resolución en la Asamblea General de la ONU para condenar el embargo comercial norteamericano a Cuba.
Esta vez, sin embargo, La Habana tiene aspiraciones de mayor alcance. Quiere recibir apoyo para lograr que EEUU sea el sustituto de Venezuela como mecenas del castrismo. Sabe que Pekín y Moscú no van a regalar a Cuba 10.000 millones de dólares anuales y que por razones de idioma es imposible colocar 40.000 médicos cubanos en China o en Rusia para confiscarles el salario.