Los meses de julio y agosto supondrán un verdadero reto para la familia cubana, quienes además de tener a los menores en casa y garantizar la alimentación diaria (que al menos en parte tienen asegurada en círculos infantiles, así como escuelas primarias y secundarias), deberán reinventarse para satisfacer sus necesidades de recreación y esparcimiento, propios de la etapa estival.
Mucho se ha comentado desde diferentes medios, tanto oficiales como independientes, lo extremadamente costosa que puede resultar una salida sencilla e informal en familia, donde apenas se disfrute de una pizza pequeña de queso o un refresco en cualquier cafetería de paso.
Como es bien conocido, el precio de estas ofertas varía de un establecimiento a otro, sin embargo, el precio tanto para la pizza como para el refresco, casi siempre ronda entre los 200 y 250 por cada uno; lo que equivaldría aproximadamente a 500 CUP por persona.
De esta forma, se hace evidente lo complejo que puede resultar solventar un sencillo paseo familiar en el que apenas se consuma una merienda, teniendo en cuenta que hay padres o madres solteras (incluso abuelos) que tienen a más de un niño a su cuidado.
El panorama se ensombrece cuando se trata de planificar paseos a lugares que demandan transportación o que ofrecen un menú de alimentos más sofisticados como almuerzos y comidas, helados, dulces o pastas, los cuales poseen por lo general, precios mucho más elevados.
En este sentido, llevar a cabo actividades recreativas en la que los niños puedan conocer y disfrutar de nuevos lugares, o simplemente visitar piscinas, playas, parques de atracciones y zoológicos, puede convertirse en una verdadera angustia para aquellos que no cuentan con el sobrado presupuesto que actualmente se requiere para cubrir paseos que, en otro tiempo, eran accesibles hasta para el más humilde de los bolsillos.