La situación en las ópticas del país, se vio considerablemente afectada durante el periodo pandémico y ha empeorado drásticamente luego del reordenamiento monetario y en medio de la crisis económica que afecta todos los sectores del país.
Con severas carencias de armaduras y cristales (de prácticamente cualquier graduación óptica), dichos establecimientos estatales permanecen abiertos solamente para la realización de reparaciones menores, venta de algunos insumos sanitarios (aplicadores y curitas) y brindar información al público acerca de la ausencia de uno u otro implemento.
De esta forma, son varios los cubanos que todavía se acercan hasta el buró de información, mientras portan la receta en la mano, para averiguar acerca de la graduación que necesitan. Ante la típica pregunta, la respuesta siempre suele ser automática y desesperanzadora: “Mi vida, eso no lo hay en ningún lado”.
No obstante, dentro del mercado informal, se comercializan todo tipo de espejuelos graduados, así como cristales, y otros implementos afines como estuches y limpiadores, que alcanzan precios verdaderamente impagables para el ciudadano que solo percibe ganancias del sector estatal.
En esta especie de “ópticas particulares” el costo de los tan necesarios espejuelos, varía según graduación, diseño de armadura, etc., y los mismos pueden rondar desde los 2500.00 CUP hasta los 5000.00 pesos en moneda nacional. En otros casos, los productos se comercializan en M.L.C, e incluso en USD.
Cómo entonces puede un jubilado, un trabajador estatal corriente, o una madre de más de un niño con déficit visual, acceder a estos servicios, cuando el precio de un par de espejuelos se acerca al salario mínimo estatal, correspondiente a todo un mes de trabajo.
Qué alternativas hay para estos miles de cubanos, más que continuar sin hallar solución a su problema; aquel que, en orden de prioridad, debería tener preferencia. dada su estrecha relación con el bienestar físico y la calidad de vida.