El régimen cubano ha decretado terapias de choque, que tienen un carácter financiero frente a la crisis económica provocada por el impacto de las políticas de Trump y la COVID -19.
El Banco Central de Cuba (BCC) emitió la Resolución 163/2020, que permite a los cuentapropistas el uso de cuentas corrientes en MLC para realizar operaciones ante empresas del Ministerio del Comercio Exterior.
También, se autorizó ante inversionistas extranjeros acreditados en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, que comercializan bienes y servicios en MLC, según determinen los organismos encargados.
Los pequeños y medianos empresarios nacionales podrán adquirir equipos e insumos, además, comercializar sus ofertas a las empresas extranjeras acreditadas.
Obsérvese, que la medida no modifica el patrón de consumo de productos importados, provoca un aumento de precios minoristas y frena el desarrollo del mercado interno.
El gobierno captura las remesas del exterior para financiar el déficit por importación de alimentos y combustibles, mientras promueve la compra a empresas extranjeras en territorio nacional.
Así, se realizan dos operaciones económicas por los mismos valores monetarios con destino al mismo mercado, contribuyendo a la falta de disponibilidad de divisas en los bancos nacionales.
La situación será más compleja una vez que decidan retirarse los inversores extranjeros y pasen por caja a extraer efectivo, sea en dólares o euros, al final estarán en un gueto inflacionario.
En el contexto, se ha de promover la inversión de las remesas familiares en el mercado nacional mediante una Ley de Pymes, que favorezca la alianza entre empresarios nacionales y extranjeros.