Facilitaba el Taller “Marketing, Autoempleo y Democracia”—como vía de empoderamiento de los trabajadores por cuenta propia—, cuando una participante me interrogó sobre el significado de responsabilidad social en relación con el desempeño de una empresa o negocio.
Era una joven pelirroja y veinteañera con licencia para ejercer el autoempleo como fotógrafa. Con el rostro enseriado la muchacha precisó que había leído el término en el proyecto de reforma constitucional del Partido Comunista de Cuba. Como era menester, detuve el programa y propicié el debate.
Las respuestas fueron varias: “Aportar dinero para los niños con cáncer”, “Ayudar a los damnificados de los ciclones”, “Comprar pintura y arreglar el baño de una escuela que el Régimen no repara ”, “Participar en la campaña del mosquito”, “Brindar una ayudita a los viejitos del barrio que malviven con una mísera pensión”…
Asentí con la cabeza y dije —: Responsabilidad social pudiera ser entendida tal como ustedes dicen… y de muchas otras maneras. ¿Conocen la norma Iso 26000?
Silencio. Me volteé y escribí el nombre de la norma en el pizarrón. Todos me miraron con marcado interés.
—No me sorprende, pero chicos —dije sonriéndoles— no se sientan mal por no saber. Precisamente se trata de la única norma internacional que relaciona la gestión de cualquier negocio —ya sea privado, público, estatal o mixto; cubano, inglés, egipcio o de otra cualquier parte— con la responsabilidad social.
—Al menos… yo no conozco ninguna empresa del estado cubano con esa norma— dijo dubitativa la pelirroja.
— ¿Esa es la famosa norma de calidad?— inquirió un joven obeso sentado cerca de la ventana trasera de la casa donde nos encontrábamos.
Negué con la cabeza y respiré profundo.
—La norma Iso 26000 —dije acercándome a ellos al tiempo que les hablaba en voz baja— es una norma internacional, una suerte de guía para toda organización que quiera ser responsable a nivel social, lo cual es algo que va mucho más allá de ganar dinero o cumplir con la ley, es…
— ¡Suéltelo ya, hombre¡ — dijo alguien.
Risas.
—Ok— dije sin poder aguantar la risa y añadí: — Para lograr ser socialmente responsable la empresa o negocio que siga la norma Iso 26000 deberá trabajar en varias materias tales como derechos humanos, situaciones de riesgo para los derechos humanos, evitar la complicidad, la discriminación y grupos vulnerables, derechos civiles y políticos, derechos económicos, sociales y culturales…
Un joven afro descendiente me miró e hizo una mueca.
Lo miré sorprendido. Era el taxista que me llevó al lugar en un almendrón azul y blanco.
—Lo que pasa es que no entiendo…—dijo, como si le costara trabajo encontrar las palabras adecuadas o tuviera pena — todavía no acabo de entender qué tienen que ver los negocios con los derechos humanos y democracia y todo ese lio. Eso me suena a política…
—En todos los negocios se discrimina a la gente por ser mujer, viejo, gay… no sé— exclamó otra veinteañera que compartía el sofá junto a la pelirroja y un muchacho con barbas y aretes en ambas orejas.
—Todos mis clientes son iguales. Yo no discrimino… yo más bien selecciono. Entre un viejo, un tipo suda’o acaba’o de salir de la pincha y una cosita como tú… no hay dudas —dijo un masajista con cara de jodedor.
Risas.
— ¿Y eso no es discriminación? —exclamó la joven al parecer ofendida.
Y cuando el aludido iba a responder, un apagón lo hizo detenerse. Se viró hacia nosotros y se encogió de hombros.
Risas. Los efectos directos de la crisis económica se hacían presentes de una forma u otra en la vida cotidiana de las cubanas y los cubanos. Todos me miraron.
— En dicha norma —proseguí una vez que se ahuyentó la penumbra con luz que penetró cuando se abrieron las ventanas y la puerta traseras de la vivienda— también hay que cumplir con aspectos relacionados con principios y derechos fundamentales en el trabajo, diálogo social, medio ambiente, anti-corrupción, participación política responsables, respeto a los derechos de la propiedad, protección de la salud y la seguridad de los consumidores…
— Realmente muy interesante— opinó alguien.
—… participación activa de la comunidad, inversión social y generación de riqueza e ingresos.
—Yo no conozco ninguna empresa estatal o negocio privado de este País que tenga en cuenta todas esas cosas— dijo el afro descendiente con el rostro enseriado.
—Ni tampoco lo conocerás. ¡Ponle el cuño, socio ¡—dijo con vehemencia un mestizo flacucho que se había mantenido al margen, al parecer desinteresado.
— ¿Y porqué no?
—Porque el día que las empresas estatales cubanas tengan en cuenta lo que establece esa norma Iso 26000, entonces el Régimen cubano va a tener que cambiar tanto que se va a pique.
—¿Y yo puedo aplicar esa norma Iso 26000 en mi restaurante? —inquirió el obeso sin dejar de echarse fresco con un Granma viejo y estrujado que encontró en algún lugar
Todos me miraron.
—Por supuesto y así le harías mucho bien a Cuba. Lo importante es que sepan que hoy los negocios deben ser gestionados para ganar dinero sin que por ello se pierdan de vista aspectos que tienen que ver con la prosperidad colectiva, la sostenibilidad social, y algo que nos falta ¾traté de ser enfático en lo que iba a decirles¾ la construcción de una verdadera democracia.
De diversas manera todos asentimos y justo cuando nos disponíamos a un receso, se hizo la luz.